DECLARACIÓN DEL ROTARY CLUB DE SANTA TERESITA SOBRE HECHOS DE CONOCIMIENTO PÚBLICO EN LA LOCALIDAD.
NICOLAS DEMARTINO PRESIDENTE
MARIO CARRILLO SECRETARIO
RUBEN RUBINSTEIN DIRECTOR
Han pasado ya unos días de los hechos que sacudieron a los vecinos de Santa Teresita. Una violencia a la que nuestra comunidad no estaba habituada y observaba con sorpresa y temor.
Esta distancia en el tiempo, permite que se pueda analizar y declararse al respecto con la objetividad desprovista de la lógica emocional del momento.
Los hechos vandálicos sucedidos no son ajenos ni novedosos para la sociedad argentina que los sufre o los observa a través de los medios de comunicación, la violencia como forma de protesta es hoy día lamentablemente una de las mas frecuentes actitudes a las que acuden distintos sectores para pedir lo que entienden se les debe.
Excede esta declaración el extenderse sobre las causas que han llevado a ese estado de cosas que muestra como la violencia va ocupando cada vez mas espacios, a la que no escapan incluso los niños, pero podemos referirnos a lo pasado en nuestra localidad, sin pretender aislarlo del contexto general.
No es la primera vez que los vecinos deben reclamar por más y mejor respuesta de la policía, la justicia y la política, ante la suma de delitos que se producen reiterada e indiscriminadamente en la zona. Robos, daños y aún – en los últimos tiempos – violencia y armas empleadas en su logro.
Pero nunca aquí, pudimos observar como esta vez, un grupo vandálico que atacó indiscriminadamente a instalaciones y oficiales de la policía con el aparentemente simple y único fin de producir daños. Si hubo otros objetivos los desconocemos.
El normal temor de quienes no son violentos ante esto y el deseo de no ser parte, provoco el alejamiento del lugar de los vecinos que reclamaban por medidas que entendían debían producirse ante la violación y muerte de una menor y que se temía no lo fueran, corolario de anteriores reclamos de seguridad y justicia no satisfechos.
Es cierto y no podemos negarlo, que nuestra comunidad ha cambiado, ha crecido y con ello se han importado metodologías o se ha aprendido de ellas y se las imita, produciendo una nueva escalada delictual y violenta en desmedro de las condiciones de vida de una sociedad que se jactaba – lamentablemente ya ha quedado solo en la memoria – el no cerrar con llave la puerta de calle. No nos satisface que nos digan que hemos dejado de ser pueblo y hoy somos ciudad con todos sus conflictos.
Entendemos la lógica indignación y el temor de los vecinos que ven perder rápidamente su seguridad y no encuentran respuesta adecuada en quienes deben brindarla y como vecinos e Institución adherimos firmemente a sus justos reclamos, siempre realizados en un marco democrático y consensual, y así también lo hemos hecho en anteriores oportunidades.
Pero repudiamos la violencia de todo signo, entendemos que esta no se justifica y que por el contrario, el diálogo, la búsqueda de consensos en pro de solucionar diferencias y pretensiones, el reclamo ruidoso en todo caso, pero nunca la violencia, es el camino que nuestra sociedad debe seguir, pidiendo a los violentos reflexión y moderación, aunque sea difícil esperar también por parte de ellos una respuesta satisfactoria.
Siempre nos queda la pregunta de que debe hacerse cuando las respuestas no llegan pese a los insistentes y permanentes reclamos, y vemos que la Justicia, por las razones que fueran (exceso de casos, insuficiencia de personal y medios, cárceles insuficientes, normas legales que desde el concepto gararespuentista parecieran proteger al delito y no a la victima, etc.) no responde a esos reclamos.
¿ES LA VIOLENCIA LA SOLUCIÓN?
Dañar y aún destrozar los bienes que los ciudadanos pagan con sus impuestos y que deben servir para que quienes tienen la responsabilidad de proteger a los ciudadanos los utilicen, ¿lo es? Sabemos que la violencia engendra más violencia.
Vivimos en una comunidad de vecinos que históricamente han trabajado arduamente para que hoy esta zona sea un destino turístico tradicionalmente deseado por las bellezas naturales pero también por la tranquilidad y seguridad que ofrecía, también gozada por sus habitantes permanentes y por la que se reclama ante su pérdida.
En esta oportunidad, y en todas en las que una manifestación de vecinos que aún airadamente expresan sus exigencias de soluciones, justamente por falta de soluciones ante los hechos que los agravian como individuos, familias y ciudadanos, apoyamos el reclamo pero debemos condenar la violencia y el vandalismo que no son las conductas que hacen a la solución de los problemas, solo los acentúan y deben ser extraños a la relación entre los individuos y la vida de la sociedad.