Hace años que las encuestas nos meten en la cabeza hasta el cansancio los porcentajes sobre la imagen positiva o negativa de los políticos más importantes de la República Argentina. Aunque nunca serán certeros, ocurre lo mismo con los números que encontramos en la góndolas: "No coinciden con los del INDEC". Y esto provoca un malestar generalizado. Que te digan los medios de comunicación oficialistas o no, que el costo de vida es del 0,6 % y te encontrás con que el aceite tiene una suba de hasta el 100 % y más en algunas marcas, no resulta muy agradable.
Sin embargo las cacerolas pronuncian un ruido cierto, el de la disconformidad de un pueblo o de un sector importante. El gobierno se atemoriza con el ruido interminable de las cacerolas. Sólo que esta vez la sensatez sigue pidiendo diálogo, simplemente sentarse a discutir ideas sobre políticas públicas, que de haberlas tenido este gobierno, jamás se hubiese llegado al estado en que hoy se encuentra un pueblo que deambula casi a la deriva.
El matrimonio Kirchner deja entrever cada vez más, que los espejitos de colores se están terminando. La indignación de Kirchner es tener competencia en el reparto de su "Kaja". Los ruralistas no viven del subsidio del gobierno ni mucho menos de los planes trabajar que arrojan desde el balcón de "La Rosada" -por la casa de gobierno- a los piqueteros de Luis Delías para que concurran a los contra-actos y produzcan situaciones difíciles para culpar al campo de los desórdenes. Por suerte hoy la sociedad se expresa libremente y a personajes nefastos y provocadores antidemocráticos como Luis Delías, no les cree ni los apoya.
Sin embargo las cacerolas pronuncian un ruido cierto, el de la disconformidad de un pueblo o de un sector importante. El gobierno se atemoriza con el ruido interminable de las cacerolas. Sólo que esta vez la sensatez sigue pidiendo diálogo, simplemente sentarse a discutir ideas sobre políticas públicas, que de haberlas tenido este gobierno, jamás se hubiese llegado al estado en que hoy se encuentra un pueblo que deambula casi a la deriva.
El matrimonio Kirchner deja entrever cada vez más, que los espejitos de colores se están terminando. La indignación de Kirchner es tener competencia en el reparto de su "Kaja". Los ruralistas no viven del subsidio del gobierno ni mucho menos de los planes trabajar que arrojan desde el balcón de "La Rosada" -por la casa de gobierno- a los piqueteros de Luis Delías para que concurran a los contra-actos y produzcan situaciones difíciles para culpar al campo de los desórdenes. Por suerte hoy la sociedad se expresa libremente y a personajes nefastos y provocadores antidemocráticos como Luis Delías, no les cree ni los apoya.
Poco a poco Gobernadores e Intendentes le están pidiendo al matrimonio Kirchner que convoquen al diálogo al sector del campo, de hecho el propio vice presidente de La Nación Julio Cobos, irrumpió en escena con otro tono. En una carta abierta difundida anoche planteó “dejar atrás los agravios, la búsqueda de culpables y la intolerancia” y remarcó que es en “el Congreso, el lugar de expresión de pluralidad, donde se podrá encontrar ideas que permitan aportar al Poder Ejecutivo en el diseño de una política agropecuaria”, escribió Jorge Lanata en su diario Crítica.
“Esta forma de gobernar está llegando a su fin”, planteó el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner.
El pueblo le está diciendo "BASTA al MATRIMONIO KIRCHNER", se puede gobernar democráticamente y con un plan de políticas públicas, donde las medidas contemplen tolerancia y coherencia.
El golpe de las cacerolas, es un Golpe al ESTADO, para que despierte de su autoritarismo y que de una vez por todas gobierne como se merece el pueblo argentino.
“Esta forma de gobernar está llegando a su fin”, planteó el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner.
El pueblo le está diciendo "BASTA al MATRIMONIO KIRCHNER", se puede gobernar democráticamente y con un plan de políticas públicas, donde las medidas contemplen tolerancia y coherencia.
El golpe de las cacerolas, es un Golpe al ESTADO, para que despierte de su autoritarismo y que de una vez por todas gobierne como se merece el pueblo argentino.
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