Hoy escuchaba a nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner decir que se sentía orgullosa entregando -en Avellaneda- las llaves de casas a un sector que vivía antes en una villa. Es lamentable que quien conduce los destinos de un país, con un superávit fiscal histórico tenga que darle una casa a un argentino.
Un argentino no debe recibir del Gobierno una casa, sino la posibilidad de construirla con sus ganancias. Un argentino debe recibir la educación adecuada a los tiempos que vivimos, donde las fronteras han desaparecido con Internet. Se habla de superávit fiscal y no se menciona el déficit social y económico que vive el país en las escuelas del interior, en los hospitales en su totalidad.
¿Qué país es el que vive un argentino, ese que el Gobierno Nacional dice que marcha con un indec del 0,8 % en Abril de 2008 o ese país que tiene la mayoría de los productos en las góndolas de los supermercados remarcados con más de un 30%?
Qué país tiene un argentino, que sus gobernantes no acceden al diálogo ante un conflicto generado por ellos mismos, con la excusa de que "No nos gustaron las declaraciones en el acto de Rosario". Mientras que el gobierno resiste esta pulseada desde un lugar distinto al de muchos argentinos, el conflicto se extiende. La gente del campo resiste en las rutas para conseguir una medida acorde a la economía social. Y durante el año con la expectativa de como serán los resultados de la cosecha, mientras que los Kirchner, los Fernández y su comitiva, lo hacen desde una oficina donde no falta nada.
Se especula con el cansancio y el desgaste, pero la gente del campo no son los piqueteros. Sus espaldas no están cubiertas con planes sociales, ni con dinero que reciben los punteros "junta votos" para los políticos de turno -y los que no llegan al sillón-. La gente del campo está respaldada por su trabajo. Y si ha resistido a muchas malas cosechas, esta manera de gobernar no va a poder doblegar a esta gente.
Cada vez estoy más convencido que nos quieren hacer vivir a los argentinos en un país imaginario, donde se rompen todas las fantasías cada vez que uno vive la realidad que hay en la educación, en el trabajo, en la seguridad, en la salud. En el Banco Central de La Nación hay superávit, en muchas escuelas todavía hay comedores donde un niño come con un empleado del gobierno, en vez de compartir la mesa con su familia.
Espero que la presidenta no se enoje o el presidente del PJ. Deberán entender que el derecho a opinar libremente, también es patrimonio de los argentinos.
Un argentino no debe recibir del Gobierno una casa, sino la posibilidad de construirla con sus ganancias. Un argentino debe recibir la educación adecuada a los tiempos que vivimos, donde las fronteras han desaparecido con Internet. Se habla de superávit fiscal y no se menciona el déficit social y económico que vive el país en las escuelas del interior, en los hospitales en su totalidad.
¿Qué país es el que vive un argentino, ese que el Gobierno Nacional dice que marcha con un indec del 0,8 % en Abril de 2008 o ese país que tiene la mayoría de los productos en las góndolas de los supermercados remarcados con más de un 30%?
Qué país tiene un argentino, que sus gobernantes no acceden al diálogo ante un conflicto generado por ellos mismos, con la excusa de que "No nos gustaron las declaraciones en el acto de Rosario". Mientras que el gobierno resiste esta pulseada desde un lugar distinto al de muchos argentinos, el conflicto se extiende. La gente del campo resiste en las rutas para conseguir una medida acorde a la economía social. Y durante el año con la expectativa de como serán los resultados de la cosecha, mientras que los Kirchner, los Fernández y su comitiva, lo hacen desde una oficina donde no falta nada.
Se especula con el cansancio y el desgaste, pero la gente del campo no son los piqueteros. Sus espaldas no están cubiertas con planes sociales, ni con dinero que reciben los punteros "junta votos" para los políticos de turno -y los que no llegan al sillón-. La gente del campo está respaldada por su trabajo. Y si ha resistido a muchas malas cosechas, esta manera de gobernar no va a poder doblegar a esta gente.
Cada vez estoy más convencido que nos quieren hacer vivir a los argentinos en un país imaginario, donde se rompen todas las fantasías cada vez que uno vive la realidad que hay en la educación, en el trabajo, en la seguridad, en la salud. En el Banco Central de La Nación hay superávit, en muchas escuelas todavía hay comedores donde un niño come con un empleado del gobierno, en vez de compartir la mesa con su familia.
Espero que la presidenta no se enoje o el presidente del PJ. Deberán entender que el derecho a opinar libremente, también es patrimonio de los argentinos.