sábado, 6 de diciembre de 2008

La Costa: No somos mejores que nuestros gobernantes

Cuando me pongo a analizar porque vivo como vivo, porque vivo donde vivo, también incluyo porque tengo que vivir como se le ocurre a unos pocos. Cuando uno hace una lectura por el mundo, después baja al país, sigue por la provincia y termina en las cuestiones locales, se da cuenta de una impotencia inmanejable a esa altura.
La crisis mundial, la inseguridad laboral que se viene como un tsunami, la Salud, en fin nada que hoy no se conozca a nivel globalización. Entonces a uno le cae la ficha que nos muestran -en el segundo a segundo- el mundo desde lo "MACRO hacia lo MICRO". Entonces cuando uno se detiene en esta vida y mira desde la puerta de su casa al interior dice: "Lo mío es el Edén...!!!". Con las pilas recargadas nos preparamos a seguir y enfrentamos de nuevo con el mundo.
Allí afuera nos encontramos con una sociedad discutiendo sobre la inimputabilidad de los menores delincuentes. Y decimos que se trata de un problema social, que la institución familia se está perdiendo, no hay trabajo y no se cuantos justificativos más. Pienso que lo que no hay es respeto por la vida misma. Las primeras 10 leyes que Moisés bajó de la montaña eran claras y alcanzaban para hacer llevadera una sociedad con parámetros claros: "No matarás, no robarás...". No hablaba de los años del asesino o como este ejecutaba a su prójimo. Tampoco mencionaba al asesino, sino que decía qué no debía hacer. Pero nos hemos encargado de correr esos límites, en nombre de mejorar y hemos llegado a esto. ¿Cómo se puede llegar a discutir el valor de la vida? A mirar a la víctima desde enfrente: "pobre, lo que está viviendo esa persona, le arruinaron la vida". Y que pasa cuando ese otro es uno, también digo: "Pobre de mi, lo que estoy viviendo, me arruinaron la vida"... No!!!! Echamos demonios por cada poro de nuestro cuerpo, cada célula nuestra sufre y nos morimos de pena cuando ese otro somos nosotros. Reaccionamos como locos y queremos meternos en el Congreso y hacer cualquier cosa por calmar esa impotencia de no poder remediar la situación.
Entonces ¿Que hacemos? ¿Esperamos a que nos maten a un ser querido a la mayoría de los pobladores para recién ocuparnos de la solución del problema? ¿Que nos roben otro tanto para recién poner blanco sobre negro? Hasta ahora van ganando los delincuentes, pero por muchos cuerpos. Las rejas contra el delito están puestas en nuestras casas y comercios -y hasta en lugares públicos-, los que están del otro lado de la reja somos nosotros. Los delincuentes andan por las calles haciendo "su trabajo" de manera impecable y efectiva. Roban y matan sin frenos y como corolario de esta "inmundicia social" hay un mercado que nunca entra en crisis... ¿El de la droga? No...este es mucho peor!!! Es el que COMPRA COSAS ROBADAS, se incluyen desde particulares, hasta casas de compra-ventas, desarmaderos de autos y políticos que le otorgan la impunidad necesaria para levantar las cortinas de este negocio, todos los días.
¿Por qué no somos mejores que nuestros gobernantes? Miremos a nuestro alrededor, sin ser hipócritas, si empezamos por creernos nuestras mentiras, estamos en el horno!!!! De verdad se siente bien gobernado, seguro, protegido, conforme con instituciones como la policía, Consejo Deliberante? ¿Se siente bien cada vez que los jueces liberan como si nada a delincuentes que vuelven a reincidir cada ver peor? Entonces ¿Qué es lo que elegimos? o piensa que por que esté ocupando un sillón dentro de una municipalidad o Gobierno, no le van a llegar nunca los males sociales. El que gobierna debe ser mejor que nosotros y debemos elegir el mejor. Escuché muchas veces gritar de alegría y ovacionar los logros diciendo: "Metimos un montón de Consejales de nuestro partido en el gobierno". Esto es de terror, si no hay dentro de una gestión municipal o para arriba un equilibro de poderes, nada funciona democráticamente bien, todo se vuelve autoritarismo y es lo que estamos viviendo hoy.
¿Cómo revertir esta situación? Comenzandoz por uno mismo y de la manera mas sencilla. Empiece por "guardar los papelitos en en el bolsillo". El de los caramelos, tikects, boletos, el que está por arrojar al suelo. Habrá empezado por la limpieza desde uno mismo, esa práctica se extenderá a medida del crecimiento personal a pedirle a otro que colabore con esa práctica, y así hasta llegar a sentir y reconocer que la basura tiene un lugar y no es la calle. Irá por el barrio, por las instituciones y llegará el momento que tendrá delante suyo a un político y le dirá en la cara:"Usted no puede ensuciar mi comunidad con su presencia, aunque pensemos distintos usted debe ser una alternativa, no una basura". Los resultados no se verán en pocos años, tal vez resulten décadas, pero me pregunto: "¿No llevamos siglos empeorando la situación? ¿Por qué no invertir en las próximas décadas y que lo jóvenes de hoy tengan un motivo para continuar?
Hace un tiempo que guardo los papelitos en el bolsillo, y eso me enseñó a conocer la basura.

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