Dos tipos de fuentes anónimas ocupan un protagonismo importante en algunas radios FM locales: Los mensajes que llegan a través del teléfono y se leen en el programa y las llamadas al aire.
El conductor es portavoz del anónimo que deja un mensaje a través de un teléfono o mail. Los que no son chequeados ni mucho menos contrastados para cotejar su veracidad. Luego tenemos las llamadas telefónicas que salen al aire.
Esas llamadas o mensajes que están realizados a través de un teléfono o mail, no dejan de tener un destino o alcance masivo. Esa llamada puesta en el aire, llega a la audiencia que escucha esa emisora, luego no se tiene en cuenta que en ese momento deja de ser un teléfono para convertirse en un micrófono. Sería el segundo micrófono, dado que el primero lo utiliza el conductor/a.
¿Quién está del otro lado? ¿Cuáles son las intenciones del anónimo que hace uso de ese segundo micrófono? Muy pocas veces se sabe. Casi siempre se llama: "Juan, Pedro, Marta" y otros nombres que suelen escucharse a diario. Este tipo de protagonista que se esconde y denuncia radiofónicamente, da nombre y apellido del autor del hecho sin dejar garantía ninguna de ser confiable.
Primero, porque el camino más corto para llegar a la justicia es la denuncia por escrito en una unidad policial o juzgado –con copia en mano de lo expuesto- y segundo que una radio no está compuesta por jueces, sino por periodistas.
La función del periodista –entre tantas- es de brindarle a su audiencia, credibilidad de si mismo, consultando y contrastando los datos que le proporciona la fuente. Fuente que debe protegerse y mantener en el anonimato, pero anónima públicamente, no para el periodista.
El peligro de trabajar sin red y sin equipo
Cuando el periodista trabaja con urgencia compulsiva de informar sin chequear, corrompe la comunicación. Con el afán de ser el primero que tiene la primicia, destruye sistemáticamente el tejido social y transforma una opinión en un hecho, una operación de prensa política como una noticia, en pocas palabras, los entre líneas los comunica cada vez más claros.
El periodismo es una profesión que no se puede hacer sin producción. El periodista no puede salir a buscar su publicidad, ni hacer de telefonista o de operador. Es una profesión que va más allá de la pasión por informar la verdad de los hechos. No puede prescindir de la capacitación permanente.
El sociólogo Dominique Wolton, dice que el periodista debe interpretar la información que emite un político y también la que emite la ciudadanía. Esa mediación periodística, esencial, convierte la información en comunicación. Generando una relación racional entre políticos y actores sociales. El periodista debe dejar su ansia de estrellato personal de lado, abandonar el individualismo y adquirir una conciencia colectiva.
En cuantiosas ocasiones escucho decir que sintonizan un programa para saber que pasa en el pueblo, pero nunca se preguntan cómo se lo están contando. A esto le llamo trabajar sin red y ser irresponsable –audiencia y periodista al a vez-.
Si el periodista no da a conocer una noticia porque no puede verificar los datos, es un acto ético y de respeto por su profesión, pero si informa datos sin contrastarlos, más que un periodista será un operador de prensa.
Las fuentes transmiten hechos que ocurren muchas veces ante sus ojos. Cuando informan los “que” el periodista debe ir por “los por qué”. Y sobre todo no subestimar a la audiencia. La gente piensa, es inteligente, opina y es interactiva con los medios.
El conductor es portavoz del anónimo que deja un mensaje a través de un teléfono o mail. Los que no son chequeados ni mucho menos contrastados para cotejar su veracidad. Luego tenemos las llamadas telefónicas que salen al aire.
Esas llamadas o mensajes que están realizados a través de un teléfono o mail, no dejan de tener un destino o alcance masivo. Esa llamada puesta en el aire, llega a la audiencia que escucha esa emisora, luego no se tiene en cuenta que en ese momento deja de ser un teléfono para convertirse en un micrófono. Sería el segundo micrófono, dado que el primero lo utiliza el conductor/a.
¿Quién está del otro lado? ¿Cuáles son las intenciones del anónimo que hace uso de ese segundo micrófono? Muy pocas veces se sabe. Casi siempre se llama: "Juan, Pedro, Marta" y otros nombres que suelen escucharse a diario. Este tipo de protagonista que se esconde y denuncia radiofónicamente, da nombre y apellido del autor del hecho sin dejar garantía ninguna de ser confiable.
Primero, porque el camino más corto para llegar a la justicia es la denuncia por escrito en una unidad policial o juzgado –con copia en mano de lo expuesto- y segundo que una radio no está compuesta por jueces, sino por periodistas.
La función del periodista –entre tantas- es de brindarle a su audiencia, credibilidad de si mismo, consultando y contrastando los datos que le proporciona la fuente. Fuente que debe protegerse y mantener en el anonimato, pero anónima públicamente, no para el periodista.
El peligro de trabajar sin red y sin equipo
Cuando el periodista trabaja con urgencia compulsiva de informar sin chequear, corrompe la comunicación. Con el afán de ser el primero que tiene la primicia, destruye sistemáticamente el tejido social y transforma una opinión en un hecho, una operación de prensa política como una noticia, en pocas palabras, los entre líneas los comunica cada vez más claros.
El periodismo es una profesión que no se puede hacer sin producción. El periodista no puede salir a buscar su publicidad, ni hacer de telefonista o de operador. Es una profesión que va más allá de la pasión por informar la verdad de los hechos. No puede prescindir de la capacitación permanente.
El sociólogo Dominique Wolton, dice que el periodista debe interpretar la información que emite un político y también la que emite la ciudadanía. Esa mediación periodística, esencial, convierte la información en comunicación. Generando una relación racional entre políticos y actores sociales. El periodista debe dejar su ansia de estrellato personal de lado, abandonar el individualismo y adquirir una conciencia colectiva.
En cuantiosas ocasiones escucho decir que sintonizan un programa para saber que pasa en el pueblo, pero nunca se preguntan cómo se lo están contando. A esto le llamo trabajar sin red y ser irresponsable –audiencia y periodista al a vez-.
Si el periodista no da a conocer una noticia porque no puede verificar los datos, es un acto ético y de respeto por su profesión, pero si informa datos sin contrastarlos, más que un periodista será un operador de prensa.
Las fuentes transmiten hechos que ocurren muchas veces ante sus ojos. Cuando informan los “que” el periodista debe ir por “los por qué”. Y sobre todo no subestimar a la audiencia. La gente piensa, es inteligente, opina y es interactiva con los medios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario