Entre las palabras más usadas para referirse al asesinato de Fernando Baez Sosa, son "los 10 rugbiers detenidos por el crimen en Villa Gesell". Se involucra a una comunidad turística y a una disciplina deportiva, en la que ambos distan mucho de proponer un escenario y querer ser partícipes de asesinatos.
foto: Página/12
Diría que más que palabras, es el gran paraguas que cubre la ineptitud de muchos sectores involucrados en la omisión de los delitos. Incluyendo la comunidad misma. No es la primera vez que ocurre un hecho aberrante de esta magnitud. Otras muertes, con otras características como las ocurridas con cuatriciclos y peleas en boliches. Cada año, cada temporada se produce una tragedia que nos pone en la mayoría de los titulares nacionales.
En este caso particular, de este joven que fue atacado por un grupo de jóvenes asesinos que consiguieron lo que querían, no es otro caso aislado. Hablar de rugbiers? No me imagino a un grupo de rugbiers programando un asesinato en un tiempo y un lugar. Si me imagino a asesinos, amparándose en una metamorfosis para lograr sus deseos. Mucho menos me imagino a una comunidad costera, que trabaja los 365 días para su comunidad y para dar un servicio turístico a sus visitantes, cometer asesinatos para estar en la tapa de los diarios. Hoy una familia no va a tener más a su hijo, ni verá cumplir sus sueños y expectativas, tal vez le cueste muchísimo recapitular sus vidas. Una comunidad como la de Villa Gesell, que quiere zafar de una horrible etiqueta y le será muy difícil.
En este caso particular, de este joven que fue atacado por un grupo de jóvenes asesinos que consiguieron lo que querían, no es otro caso aislado. Hablar de rugbiers? No me imagino a un grupo de rugbiers programando un asesinato en un tiempo y un lugar. Si me imagino a asesinos, amparándose en una metamorfosis para lograr sus deseos. Mucho menos me imagino a una comunidad costera, que trabaja los 365 días para su comunidad y para dar un servicio turístico a sus visitantes, cometer asesinatos para estar en la tapa de los diarios. Hoy una familia no va a tener más a su hijo, ni verá cumplir sus sueños y expectativas, tal vez le cueste muchísimo recapitular sus vidas. Una comunidad como la de Villa Gesell, que quiere zafar de una horrible etiqueta y le será muy difícil.
Estos asesinos deberán comparecer ante la Justicia y tratarán por todos los medios -económicos y profesionales- de reducir una pena que se proyecta a perpetuidad.
Dejando de lado el panorama judicial, me surge la pregunta: Se podría haber evitado? Y... la verdad que si. Los boliches bailables en su mayoría no cuentan con un sistema de seguridad que se ajuste a la realidad que viven, cada vez que abren sus puertas. Dentro del mismo local, el personal no puede detectar o anticipar un problema, porque la mirada exige sobre el personal, mayor consumición en vez de cuidar y proteger al cliente. Todos nos ponemos muy críticos en la temporada, pero en el invierno la comunidad, a través de sus instituciones no trabajan para evitar este tipo de tragedias ni otras que suceden en temporada. Tenemos y vivimos una cultura "del después y no la del antes". No sabemos prevenir y queremos tapar ese mal cotidiano con una reacción sobre lo sucedido.
A la vista está que cuando se anuncia un aumento de combustible, en vez de resistir los embates empresariales, hacemos largas colas en las estaciones de servicio para llenar el tanque. Después que hubo más de un muerto en una esquina, vamos y ponemos un semáforo. Nunca actuamos en la prevención. Hoy otro de los temas vigentes es la música y el consumo desmedido de alcohol en la playa. Que provoca reacción en quien bajan con la música, entre quienes van a la playa a descansar. Ante el reclamo, aparecen golpes y hasta terminan con algún botellazo y una víctima en el hospital. Nada podemos prevenir, todo aparece después y estos casos de asesinatos y playas ruidosas y con alcohol sin control, también serán olvidados durante el invierno, porque somos así, esperamos que las cosas sucedan para luego reaccionar, en vez de accionar.
Dejando de lado el panorama judicial, me surge la pregunta: Se podría haber evitado? Y... la verdad que si. Los boliches bailables en su mayoría no cuentan con un sistema de seguridad que se ajuste a la realidad que viven, cada vez que abren sus puertas. Dentro del mismo local, el personal no puede detectar o anticipar un problema, porque la mirada exige sobre el personal, mayor consumición en vez de cuidar y proteger al cliente. Todos nos ponemos muy críticos en la temporada, pero en el invierno la comunidad, a través de sus instituciones no trabajan para evitar este tipo de tragedias ni otras que suceden en temporada. Tenemos y vivimos una cultura "del después y no la del antes". No sabemos prevenir y queremos tapar ese mal cotidiano con una reacción sobre lo sucedido.
A la vista está que cuando se anuncia un aumento de combustible, en vez de resistir los embates empresariales, hacemos largas colas en las estaciones de servicio para llenar el tanque. Después que hubo más de un muerto en una esquina, vamos y ponemos un semáforo. Nunca actuamos en la prevención. Hoy otro de los temas vigentes es la música y el consumo desmedido de alcohol en la playa. Que provoca reacción en quien bajan con la música, entre quienes van a la playa a descansar. Ante el reclamo, aparecen golpes y hasta terminan con algún botellazo y una víctima en el hospital. Nada podemos prevenir, todo aparece después y estos casos de asesinatos y playas ruidosas y con alcohol sin control, también serán olvidados durante el invierno, porque somos así, esperamos que las cosas sucedan para luego reaccionar, en vez de accionar.
Para mi el tema no es Villa Gesell ni los rugbiers, sino unos asesinos que eligieron como destino ir allí y que si no les importó la vida de un joven al que mataron cobardemente, menos les importó el Rugby. Dejemos de lado localidad y deporte y comencemos a poner en valor nuestros derechos humanos. Creando una comunidad organizada y segura.
Fernando Baez Sosa, tu muerte se podría haber evitado.
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