Resultan interesantes las campañas políticas y sobre todo cuando se eligen los máximos cargos del Estado
Política y Periodismo corren carrera por el protagonismo y negociaciones. Pero también hay espectadores que entran en el mismo juego interactuando en conjunto.
Veamos -dentro de una macro visión- ¿Qué actor social aparece primero en una localidad medianamente pequeña? En los 10 meses restantes a las elecciones, se exponen los posibles candidatos que serán arrojados a la parrilla para "cocinarlos" primero. Si logran sobrevivir a este menú caníbal, seguirán en carrera. El periodismo comienza a pasar la red y se queda con los más gordos y posibles clientes, para hablar de como actuarán para instalar al candidato ante la opinión pública. En los medios de comunicación, aparecen los primeros jingles tentativos.
Dentro de la política, las imprentas comienzan en cámara lenta a emitir afiches que serán pegados, dibujados, tachados, arrancados, tapados por otros y luego la crítica competitiva dirán que :"Nosotros no ensuciamos la vía pública con pegatinas".
Políticos y periodistas comienzan a trabajar, cada uno con su candidato. La gente llama a los programas, opina y critica.
Lo cierto es que en épocas de elecciones todo aumenta en un 1.000 %, mientras que cuando no hay campañas políticas, todos duermen.
Si uno se tuviera que llevar por las sensaciones que se generan en esta brecha eleccionaria, bien podría decir que los políticos están cerca de la gente y de sus problemas. Que los periodistas tienen éxito con las investigaciones - que si bien están lejos del "Water Gate" de Nixon -, los resultados dejan siempre un manto de dudas.
Tanto políticos y periodistas, utilizan sus arsenales a full, ya que el tiempo específico de campaña es muy corto y se debe ser preciso.
Es más fácil y más rápido "ensuciar" que "limpiar", por lo tanto, es el recurso más a mano que se tiene para competir.
La lista que se puede hacer colocando las características que se repiten en todas campañas es bastante extensa, pero creo que es el momento de cortar con toda esta farsa mercantilista. Desde el periodismo a los políticos por igual.
Entiendo que el cierre de fábricas en la Argentina, nos ha colocado frente a otro panorama laboral, en otras palabras: "Otro tipo de negociados". Y el patrón es el Estado que se nos presenta como un socio que a la larga o a la corta se quedará con la empresa y se pondrá a la cabeza.
¿Entonces...Qué hacemos? No pretenderá corregir un estilo cultural, cuasi folklórico o encontrar una solución en una nota de opinión. Entonces comience a trabajar, pero de verdad. Desde una institución, la que tenga más cerca. Control, no espere a las elecciones para ponerse el traje de "Controlman". Así como el revisor de cuentas de una cooperadora cumple con la función de fundamentar que se hizo con el dinero, también el Estado tiene el suyo y la ley dice que debe informar sus gastos. Pero entre que la comunidad no hace que se ejecute esa ley, los funcionarios no informan y la Justicia duerme, pues seguiremos estancados en nuestra idiosincrasia.
No entiendo porque se piensa que algo puede cambiar, cometiendo los mismos errores.
Para cambiar, se cambia con el trabajo ya realizado, no con frases ni promesas.
Hoy los candidatos son pobres de ideas, pobres de propuestas, de trabajo, de compromiso real, de oposición, de proyectos y cuentan con la complicidad del periodismo local -lamentablemente-.
Ariel Fontana