martes, 29 de mayo de 2007

Los Problemas de la Inseguridad

El sábado pasado cerca de las 11:30, un grupo de 400 vecinos se reunieron en la pequeña plaza de Las Banderas de Santa Teresita en el Partido de La Costa. La convocatoria tenía como fin tratar el tema de la inseguridad en la zona. El día anterior, sobre ruta Ínterbalnearia repartieron unos pocos vecinos, un volante que decía: “¡Cuidado! 96 Km Sin Seguridad Partido de La Costa Vecinos Preocupados por la Seguridad”.

¿Por donde abordar el tema sin caer en la injusticia? Obviamente no alcanzaría tremendo poder de síntesis para desarrollar la inseguridad en una nota, pero al menos la intención es generar distintos disparadores para que el lector también agregue, opine o desestime lo que a su parecer crea innecesario.

La seguridad nunca ha sido un tema o fenómeno social fácil de resolver o controlar y mucho menos lo es la inseguridad. Que sin entrar profundamente en el concepto puro del término, diría que la inseguridad abarca un campo más amplio que ser el efecto de la falta de seguridad. La inseguridad es un nuevo fenómeno social que la sociedad va legitimando y normando como el recurso que le queda para sostenerse dentro de su comunidad. Ahora veremos por qué este nuevo fenómeno cada vez gana más terreno en nuestro mapa socio-político.

No voy a tomar como objeto de análisis a “la Seguridad”, porque por nuestra localidad prácticamente no existe. Ni tampoco el análisis lo haré con un rigor científico, sólo será una mirada que a continuación relataré tal cual me toca vivir, observar y escuchar sobre el tratamiento que le da la comunidad en sí. Debería agregar que algunos actores sociales que intervienen en este nuevo fenómeno social caen en su propia trampa. Disculpen que insista en tratar a la inseguridad como nuevo fenómeno social, pero así se percibe.

Hoy la Seguridad no es otra cosa que una expresión de deseo, un ítem vacío, una promesa incumplida, un enunciado de moda en las campañas políticas.

En cambio la inseguridad es lo que tenemos por donde vayamos y lo tremendo es que empieza por nosotros mismos. Tenemos inseguridad en el barrio, porque hay vecinos que no se quieren meter en problemas si ven que le entraron ladrones en la casa de otro. En los hospitales, el paciente no sabe si será atendido y el médico, por lo que le pagan no se quiere arriesgar a ser juzgado por mala praxis. El policía que tiene que estar atento a que el delincuente –que conoce las leyes que lo amparan- no le juegue una mala pasada porque pierde su trabajo o su vida, y si logra “zafar” del delincuente, estará vigilado por los Derechos Humanos o los foros de seguridad. La cuestión es que aquí pierde la víctima y gana el delincuente. En otras palabras, la víctima se encierra entre las rejas de su casa y el delincuente recupera su libertad para seguir “trabajando” de lo único que sabe hacer: Robar reiteradas veces.

Otro que sufre las consecuencias es el empleado público, que debe mantener su puesto a costas de “obediencia debida”, sino es reemplazado inmediatamente. Creer que se lo debe cambiar porque no cumple con las expectativas y en su lugar traerán una persona idónea que ganó el puesto por concurso y capacidad, es como la “Seguridad”, una expresión de deseo. Así podría nombrar un par de ejemplos más, pero sería material para un libro y esto pretende ser una simple nota sobre el tema: La Inseguridad.

Cuando se toma “el toro por las astas”, y se busca la causa de este efecto, hay que tener bastante coraje y decencia para reconocer que la misma sociedad ha ido alimentando este fenómeno llamado inseguridad.

Un comerciante comenta, me cansé de pagarle a la policía y a los inspectores municipales para que no me molesten. La pregunta es ¿Si tuviese todo en regla, seguiría pagando ese “Plus”? Otro caso: “Compré un reproductor de DVD en $ 50.- y me consiguen un mp3 para el auto”. La pregunta es: Si no hay mercado de reducción de elementos robados ¿Los delincuentes a quién se lo venden? En un negocio, si hay un vendedor es porque existe un comprador.

El Partido de La Costa, geográficamente presenta muchas dificultades para que pueda escapar de la zona un delincuente si es debidamente cercado. Ahora, si este nuevo “Sistema” le permite moverse como pez en el agua, seguirá actuando conforme lo admita esta sociedad.

Dentro del diagnóstico que permanentemente se escuchan en los medios, en las reuniones que se hacen entre vecinos o se debaten en los foros de seguridad, uno de los errores que se cometen es la inmediatez de tratar al enfermo y no a la enfermedad. Sino revertimos el método, la enfermedad seguirá recayendo en más personas.

Este sábado, mientras participaba de la reunión de vecinos, como periodista, como ciudadano y forista, percibí muchas sensaciones a la vez. Por un lado veía y escuchaba hablar a futuros candidatos políticos y me preguntaba: si una vez a cargo de la gestión municipal solucionarían un problema social instalando en una plaza un par de micrófonos y bafles, invitando a cada damnificado a exponer su problema. O si juntarían a vecinos para poner un poco de dinero y hacer volantes para solucionar una problemática comunal. Por el otro, destacar que como libre expresión es aceptable el método, pero sólo sirve para eso, para esbozar una queja.

La acción, sin embargo está en el compromiso y en la responsabilidad con que respetemos nuestro sistema democrático. Como lo menciona el art. 22 de la Constitución Nacional, civilmente cediendo el poder de gobernar a nuestros representantes. No se puede hoy imponer el derecho natural.

Ariel Fontana

No hay comentarios: