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sábado, 8 de noviembre de 2008

Por qué estudiar periodismo...

Este artículo va dirigido a aquellos profesionales de la Comunicación, que con mucho esfuerzo y dedicación, dignifican y luchan día a día para sacar -en muchos casos- de la "Prostitución informativa", la profesión del periodista. En la que sectores de -y del- Poder pusieron para valerse a través de ella.

Artículo extraído de
SALA de PRENSA

Por qué estudiar periodismo
Mario A. Urquizo V. *

Muchas veces me he preguntado si es necesario que los periodistas tengan una formación universitaria. Cuando lo hago, a mi mente llegan las imágenes de esos medios que viven del escándalo en el deporte, en el espectáculo y, sobretodo, en la misma política. Entonces parece contradecirse la necesidad de la profesionalización del periodista, en medio de un canibalismo en el que poco importa el título frente a la palabra fácil, al adjetivo ramplón o la “mermelada” por los “servicios prestados”. Entonces, ¿por qué las entidades educativas universitarias insisten en la enseñanza de esta carrera?

La respuesta no es sencilla. Debe nacer de criterios de la propia educación universitaria, de la consideración científica de nuestra profesión y de las características de su ejercicio.

Partamos de un criterio elemental: Cualquiera puede ser periodista, sin ninguna duda. Desde el corresponsal escolar, hasta el jefe de una oficina de relaciones públicas de alguna entidad pública, o el sobrino del director, el que no tenía trabajo o el abogado que escribe “bonito” y que opina sobre la coyuntura. Cualquiera, cualquiera...

Pero, ¿qué es lo que debe diferenciar al periodista egresado de una universidad de un periodista empírico? Dos aspectos importantísimos que están lejos de quienes de pura casualidad terminaron quitándonos algunos puestos de trabajo: el conocimiento de la técnica y el compromiso ético con nuestra profesión.

El conocimiento de la técnica

¿Cómo empiezan a hacer de periodistas quienes no han estudiado nuestra carrera? Viendo, copiando, por prueba y error, como sea, sin saber qué género o especie escribir, confundiendo la opinión con la información, por último confundiendo al público, malacostrumbrando a la gente, haciendo creer que el papel soporta cualquier cosa. Así las cosas, resulta imposible mejorar.

Las lecciones universitarias que un estudiante recibe a lo largo de diez ciclos académicos marcan una diferencia abismal. Durante este tiempo los jóvenes comienzan a diferenciar los géneros periodísticos, se entrenan en cada una de las especies, progresivamente, desde lo más informativo hasta lo más opinativo, reconociendo sus características particulares y las diferencias entre ellas, sus fases, sus etapas, el por qué de sus etapas, encaminando correctamente su investigación, afinando día a día su redacción, no sólo en la parte lingüística, tan maltratada por algunos, sino en el propio estilo, logrando diferenciar la literatura y el verso florido de la noticia misma.

Más allá de la redacción periodística, los alumnos conocen la tecnología aplicada a las comunicaciones; así, los talleres de cómputo, fotografía, radio y televisión los adentran en el mundo de los medios. Con el dominio de los equipos se amplían las posibilidades laborales y se garantiza una educación diferenciada y progresiva.

Con los estudios universitarios, los egresados pueden no sólo redactar sino producir sus propias revistas, periódicos, programas de radio o televisión, crear proyectos de desarrollo empresarial o participar en la implementación creativa de una oficina de relaciones públicas de manera profesional.

El compromiso ético

Si sólo nos quedáramos con la técnica, seríamos como aquellos “monstruos” que manejan extraordinariamente algo pero que no saben aplicarlo dentro de una circunstancia particular y están a la espera de la directiva, de la indicación del jefe para hacer uso de sus profundos conocimientos en la materia. Es decir, si sólo se enseñara la técnica no desarrollaríamos la creatividad, el ingenio, el talento.

Entonces surgen palabras como “formación”, “integridad”, “humanismo”, “compromiso social” y“responsabilidad”, y como cuando en un cuarto oscuro se abren las cortinas, la concepción de nuestra profesión se visualiza con toda claridad y en su real dimensión. Para ello, están todos los cursos que acompañan al estudiante en su formación deontológica y humanista, logrando que el futuro periodista no sea un copiador o repetidor como el empírico, sino desarrolle su capacidad creativa, entienda los procesos político-sociales, analice el contexto en el que se desarrolla, los antecedentes históricos y las proyecciones para el futuro.

Su sólida formación en valores democráticos, su preocupación en la defensa de los derechos sociales, la defensa de la verdad y la libertad, garantizan su calidad profesional. Una calidad que, en definitiva, opaca a cualquier empírico y que día a día se va imponiendo en los medios de comunicación o las oficinas de imagen institucional de nuestro país.


* Mario A. Urquizo V. es periodista redactor y editor de revistas financieras así como profesor de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza así como de la Universidad Tecnológica del Perú.