Mostrando entradas con la etiqueta Memoria verdad y Justicia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Memoria verdad y Justicia. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de diciembre de 2021

Partido de La Costa: La historia del documental que cambió la historia…

El documental “Historia de Aparecidos”, narra la investigación periodística que revela a través de testimonios el circuito completo de los denominados “Vuelos de la muerte” realizados durante la última dictadura cívico militar en la Argentina. A partir de allí, denuncia a través de documentación inédita las tumbas clandestinas del cementerio de General Lavalle, lugar de la provincia de Buenos Aires donde fueron sepultados los cuerpos aparecidos en las playas provenientes de ese accionar criminal. En esas tumbas se encontraron los cuerpos de Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María Ponce, fundadoras de Madres de Plaza de Mayo desaparecidas por los grupos de tareas de la Esma.

Por esta producción audiovisual en defensa de los derechos humanos desde la Universidad pública, su director Pablo Torello recibirá el premio “Azucena Villaflor de De Vincenti” este viernes en el Salón del Bicentenario de la Casa Rosada.

En rigor, la investigación periodística de “Historias de Aparecidos” devela en detalle el destino y recorrido final de más de 40 cadáveres, aparecidos con claros signos de tortura identificados con el terrorismo de Estado en las costas bonaerenses entre 1976 y 1979. Construido por una amplia gama de testimonios, material de archivo y documentación inédita, rescata del silencio más de 20 años de una historia que evidencia el estado de horror montado en esos años de la Argentina.

Todo comienza el 30 de octubre de 2003 cuando el equipo de realización del film de Torello hizo pública esta investigación a través de la presentación del documental y 24 horas más tarde la Justicia Federal dictó una medida de «no innovar» sobre las tumbas denunciadas en el documental. A partir de allí el Equipo Argentino de Antropología Forense quedó a cargo de la exhumación y constatación de ADN de las fosas clandestinas en el Cementerio de General Lavalle.

Seis meses después de iniciado su trabajo, los forenses informaban que se lograron identificar los cuerpos de Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María Ponce, fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, que fueron secuestradas entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977 por un grupo de tareas de la Esma, coordinados por el marino Alfredo Aztiz quien se había infiltrado en el grupo de las Madres. También el EAAF pudo identificar los restos de la militante política Angela Aguad y el de la religiosa francesa Leonie Duquet.

La investigación de “Historias de Aparecidos” y la película en si son incluidas más adelante como pruebas en las causas “Esma II” y en la causa «Vuelos de la muerte»  que concluyeron con la condena y la cárcel del genocida Alfredo Astiz y los pilotos de los aviones de «los vuelos de la muerte».

El documental producido por esta casa de estudios, es un punto de inflexión en la historia de la producción audiovisual de nuestra Facultad.  A través del Centro de Producción Audiovisual (CPA) que dirige Torello, y  que trabaja con sus contenidos  en la ardua tarea de  realizar películas que permitan mantener viva la memoria colectiva, como son las dos temporadas de la miniserie documental para Canal Encuentro “El interior de la Memoria”

El corolario actual de este trabajo es el premio anual “Azucena Villaflor de De Vincenti”, que recibirá en el Museo del Bicentenario, el documentalista y docente Pablo Torello por su trayectoria en defensa de los derechos humanos, a dos décadas de la realización del film “Historias de Aparecidos”. “Este premio es también un reconocimiento a una forma de pensar la lnvestigación y  la Producción de contenidos desde la universidad pública”, dijo el realizador al ser consultado sobre esta distinción.

fuente: https://perio.unlp.edu.ar/2021/12/09/la-historia-del-documental-que-cambio-la-historia/


viernes, 26 de marzo de 2021

Sembrando Memoria en el Partido de La Costa

Hace pocos días, se recordó el 24 de marzo, como la fecha del golpe de estado y el “Nunca Más”. En el Partido de La Costa y en muchos lugares, se plantó memoria, para que no haya olvido, para que no se vuela a repetir una atrocidad semejante a la que vivimos en manos de genocidas que, por la lucha misma y la resistencia, no llegaron a cumplir todos sus objetivos.
Esta fecha, siempre impacta sobre mi memoria. Cómo olvidar, que allá por el año 1978, bajábamos de una camioneta Jeep “Gladiator”, unidad del Cuartel de Bomberos Voluntarios de Santa Teresita, a levantar personas fallecidas que aparecían en nuestras playas. Al principio pensamos que se trataría de un suicidio o de un accidente marítimo. Luego, el sonido de una sirena, que nos indicaba que se trataba de un fallecimiento, comenzaron a sonar cada vez más seguido. Nada se comentaba al respecto y lo que sucedía dentro del cuartel, allí quedaba.

Estas personas que aparecían -y digo personas, para no reducirlas a cuerpos-, tendidas a orillas del mar, en que a 100 metros no había más nadie. Recordemos que estas personas torturadas y muchas asesinadas antes de ser arrojadas desde un avión sobre nuestras playas, comenzaron a aparecer en la época de diciembre, cuando las temporadas cumplían con un ciclo más extenso. Si bien nuestras playas no estaban completas, pero si había una gran cantidad de turistas y propietarios no residentes. Allí comenzaron a parecer, sobre nuestras playas muchas personas, en su mayoría mutiladas, desmembradas, con las manos atadas con alambre, así las íbamos dejando de mal llamada “morgue” de Santa Teresita, que estaba al lado de la Sala de Primeros Auxilios, sobre la calle 5 casi 39 -El viejo Hospital, más tarde-. Un espacio preparado para recibir un fallecido y con pronto despacho, ya que no contaba con una cámara de frío. En esos momentos los vecinos hacían llegar sus quejas por el olor nauseabundo que emanaba desde allí dentro. En ocasiones se acumularon más de diez fallecidos, aparecidos en la playa. Hasta que venía un camión, se cargaban los cuerpos, se los espolvoreaba con cal y se los llevaba al cementerio de Gral. Lavalle. Hacer un relato de lo que hay en mi memoria, tal vez tenga un formato de libro, por su extensión. Pero hago esta breve introducción del caso, apelando a la memoria y no sólo a aquellos momentos o sucesos que hemos vividos muchos de los que en aquella época éramos bomberos voluntarios, sino el pueblo entero, los años que pasaron, los intentos inclaudicables por intentar que nada de esto quede en la memoria. Desde el silencio cómplice, desde la historia oficial que siempre prevaleció en el colectivo social y nunca se llegó a hablar de la verdadera historia. ¿Por qué de mi diccionario personal cambié la palabra “cuerpo” por la de personas? Porque siempre se habló de cuerpos aparecidos, de la resistencia con el cuerpo, el cuerpo como una materia tangible, pero siempre reducida a eso, a un “cuerpo”. Aquellas personas, eran mucho más que un cuerpo, resistieron y lucharon con más herramientas que su propio cuerpo. Su cuerpo fue quien los acompañó y quien los puso en cada momento de su historia. Pero allí, en esa persona no había un cuerpo, había mucho más, había – y sigue habiendo- una ideología, sed de libertad y destierro de la opresión que hace siglos nos vienen embistiendo, provocada por aquellos que desde las épocas de las colonias se resistían a dejar los privilegios de la corona española y que en la actualidad prosiguen en que se mantengan. Aquellas personas que encontrábamos en las playas, eran personas que no sólo habían resistido a mantener sus ideas, sino que se sobreponían a la tortura sistematizada, a la violación y al despojo de sus hijos. Cómo llamarlos “cuerpos” si ellos tienen nombre, era luchadores por la libertad de todos y todas. Esas personas que aparecieron, siguen desaparecidas en un colectivo que decidió mirar para otro lado. Un colectivo que está perdiendo terreno y territorio, cada vez que la memoria les grita “nunca más” y le enrostra los 30 mil desaparecidos. Sembrar memoria no es colocar una planta, sino sentir en tus manos que esa tierra que estás moviendo para sembrar, es la tierra que no debés olvidar, que ese puñado de tierra es la idea de libertad que debés llevar siempre a lo largo de tu vida. Esas personas fallecidas, arrojas bestialmente desde un avión, dieron su vida por la libertad de todos, la tuya, la mía, la de los tuyos. La memoria es siempre, siempre es siempre, no una fecha, un evento es siempre!